Por hoy es suficiente, aún hay tiempo.
Mañana daré las puntadas finales, ataré los cabos sueltos, bruñiré los bordes, zurciré los rotos y repasaré los desgarrones.
Orear y sacar brillo, planchar y plegar bien las esquinas.
Después desembalar y, tras las bambalinas, observar tímidamente como la gente pasea su mirada sobre la desnudez de mi alma , tendida al sol, sobre la mesa...
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