Acaricié, con mis palabras, las hebras doradas que la envolvían.
- Abre los ojos, ¿Aún duermes?.
Era apenas un temblor, ligero, sutil, pero noté la vida latiendo bajo la capa que protegía su cuerpo.
- Despierta, ya es la hora.
No quería apresurarla, sabía que debía respetar su ritmo o no tendría la fuerza necesaria para afrontar la jornada tremendamente dura y larga que debía encarar...pero era necesario despertarla, el reloj jugaba en su contra.
- Vamos, levanta, sé que puedes - la alenté y noté como se iba desperezando lentamente.
No sé si era dolor, miedo o inseguridad, lo que leí en su cara pero, sin duda, el esfuerzo por salir de su letargo era infinito.
Me miró confusa, fingiendo no entender mi preocupación; Decía ignorar el porque de mi presencia allí...pero su sopor había durado demasiado, unas horas más y tal vez sería tarde, demasiado tarde para el viaje.
Estiró incrédula, sus miembros entumecidos.
Ves? Nada es imposible - le dije,y acompañé sus pasos torpes hasta el gran espejo, para que pudiese contemplar su imagen.
Ella, bajó la mirada, incapaz de reconocerse en el reflejo o tal vez avergonzada de su aspecto...
Me acerqué más a ella, con delicadeza infinita (tal vez rechazase mi contacto) y le susurré:
" Mírate, esta eres tú y eres bella. Tu valor se esconde bajo la sombra oscura que te contornea los ojos y tu fuerza se percibe en las marcas moradas que te adornan."
Ella se observó dudando...
- Vamos, insistí, llévate sólo lo imprescindible, el equipaje debe ser ligero y...toma, ponte esto - le dije, entregándole unas alas - ¿ No hueles ese perfume en el aire ?, es tiempo de mariposas.
Después, maquilló sus alas, las pintó de color verde esperanza y emprendió el vuelo.
Dos nuevos diseños de quemadores de incienso. |
"Mariposa morada y Lirio" |
Detalle del Quemador |
"Mariposa morada y naranja" |
Detalle parte posterior del quemador. |