Te aproximas sin prisa,
haciéndote rogar.
Se de tu cercanía
por lo erizado de mi piel
en las mañanas,
por lo oscuro de las noches
y la luna de hielo
asomada a mi ventana.
Haces plegarse al tiempo,
enloqueces
las manecillas del reloj,
engañas las rutinas
y aún así, te demoras.
Otoño perezoso,
no te escondas,
ya puedo ver tu sombra
en el baile secreto
de las hojas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario