Sol y vidrios rotos,
y sombra de castaños de indias
y moreras,
y sol,
y olores de incienso
y de lavanda.
Sol y vidrios rotos,
y perros con collares,
golondrinas,
patos en remojo,
y ocas locas...
y sol.
Gente indiferente,
curiosos y curiosas,
sol y extraños,
se detienen,
preguntan y se alejan.
Hombres y mujeres
con los que cruzo
una mirada, un gesto
de sorpresa, alegría,
admiración, rechazo...
sol y vidrios rotos.
Ciclistas al sol,
sombrillas y viseras,
duendes sonrientes
corriendo entre los puestos.
Carros de bebés,
sillas de ruedas,
bastones y triciclos
y sol,
y vidrios rotos.
Y yo, observando en calma
bajo el árbol amigo,
tomo notas
oculta tras mis trastos.
Veo avanzar las horas
y recogerse al sol
mientras, yo misma, recojo
el sendero de vidrios
que ha dejado a su paso.
X Feria de Artesanía y Reciclaje.
Paseo del Lago de Coslada
Una nueva edición de esta Feria (y ya van diez) en la que comencé a participar un poco por azar, por probar suerte...
....y hablando de suerte, comentaros que yo no soy supersticiosa.
No acostumbro a cruzar de acera si me toca pasar bajo una escalera, ni me hago cruces si un espejo se rompe (aunque siempre es un fastidio, claro) y además los gatos negros me parecen adorables y de hecho, conviví con una muchos años...
No, nunca he sido supersticiosa y sin embargo, después de lo de ayer, tal vez es el momento de replantearme ciertas cosas.
Es cierto que, todas aquellas personas que tenemos un cierto punto de "zíngaro" en las venas, sabemos que hay un margen de perdida en el trasiego con los trastos. Olvidos, hurtos, rozaduras, manchas, deterioro...pero de verdad que, lo mío, este domingo no tiene cabida en ninguna estadística.
Antes de haber terminado de montar la parada, ya estaban hechos añicos en el suelo cuatro portavelas, tres especieros y dos botellitas con sus respectivos mensajes.
Cosas del efecto dominó: sombrilla empuja bolso, bolso vuelca jarrón y portalápices y el resto...son ya esquirlas.
A lo largo de la mañana también dí buena cuenta de un recipiente de cuero y vidrio para velas de té, con sus conchitas marinas y todo.
Para la merienda, el viento y yo decidimos cargarnos una lámpara de cristal, conchas marinas y flores secas incluidas y, como no podía ser de otra forma, diez minutos antes de irnos, nos despedimos del evento con el único objeto de vidrio que aún no estaba guardado en las cajas, un quemador de incienso...
Y no, no os cuento todo esto para dar lástima y que penséis pobrecilla, en la próxima feria voy a comprarle algo, "pa compensar" (que ahora y bien pensado, tampoco estaría mal :)), porque en realidad, accidentes a parte, el día estuvo genial (tiempo, organización, ventas...).
Os he soltado toda esta parrafada, por si conoceís a alguien de confianza, que pueda venir a hacerme una limpieza de Karma o cómo sea eso (y ya puestos y si no tiene inconveniente, del polvo de los muebles que con tanta feria se me está acumulando...)
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